¿Y LA CULPA?
¿DE ADAN AUGUSTO
O DE MARCELO?
¡¡ NOOOO !!
LA CULPA ES DE LOS
IRRESPONSABLES GUARDIAS.
ALGO SIMILAR VIVÍ EN ALMOLOYA.
Con la tragedia en Ciudad Juárez en que murieron 30 migrantes y hay
aproximadamente 28 heridos por un incendio ocurrido en la celda donde se
encontraban detenidos, se quiere encontrar culpas en los altos niveles del
gobierno.
Nada más errado, ni Marcelo Ebrard ni Adán Augusto tuvieron que ver en
ese asunto; no puede ser que, por una conducta irresponsable de unos guardias,
tengan ellos la culpa. No se vale que politicen este penoso y triste asunto.
Se ha publicado que lo que ocurrió fue que los migrantes quemaron las
colchonetas y por ello se produjo el incendio … ¿los culpables? Los guardias
privados que dejaron encerrados a los migrantes.
¿Y de quién dependen esos guardias? Se dice que son privados, pero
deben estar bajo control del Instituto Nacional de Migración que por ley tiene
la responsabilidad del cuidado y protección de los migrantes.
También se publicó que el trato inhumano a los migrantes podría ser criminal.
¿Para qué le dan vueltas? Desde luego que está a la vista que es un crimen lo
ocurrido.
En un video se observa que dejaron encerrados a los migrantes mientras
ardían las colchonetas … los dejaron morir y eso sin duda alguna es un crimen. Es un delito grave.
Al percibir la quema de colchonetas, de inmediato debieron actuar
sacando a los migrantes para ponerlos a resguardo y sofocar el incendio.
Que se quemen colchones en las cárceles, no es nuevo, he estado en
cuatro de ellas en México y por eso sé que en algunos casos, como protesta
contra las autoridades carcelarias, los internos queman los colchones.
Y lo que de inmediato hacen las autoridades de la cárcel, es sacar a
los presos y combatir el incendio que se provoca. Si a los internos los dejan
adentro de la celda, morirán quemados o asfixiados por el humo tan denso y
caliente, que se produce, como ocurrió con los migrantes.
Me pasó algo
similar y … ¿los culpables?.
En 2004, estando yo en el penal de máxima seguridad de Almoloya, en la
penúltima celda del pasillo dos, la siguiente era de las llamadas
“acolchonadas” cubiertas las paredes y el suelo con material plástico para
evitar que los internos que habían perdido la razón se hicieran daño.
Temprano llevaron a un interno ahí y unas horas después, empezaron a
gritar algunos internos que olía a humo, vino un custodio a la celda contigua,
vi que abrió la puerta, salió una lengua de fuego, y enseguida una enorme
cantidad de humo negro que se dirigía a mi celda.
Corrí a la pequeña ventana, pero fue justamente hacia donde iba el
humo. Mojé una ropa, me la puse en la nariz y la boca y me tiré al piso. Y a
esperar. Escuché el abrir de puertas de las otras celdas y a los custodios
llamando a los presos del pasillo hacia el patio.
Pero a mí nadie me abrió la puerta, me quedé tirado en el suelo. La
celda y le pasillos se pusieron negros de tanto humo tóxico del plástico;
pasaron varios minutos hasta que oí que sonaba la cerradura y la voz de Donat,
otro preso que llegó a tientas. “Vámonos Don Mario, vamos para afuera”
Me fui arrastrando por el pasillo, no se veía nada hasta que choqué con
unos barrotes y ahí me quedé. Pasaron varios minutos más, ya casi no podía
respirar, y de pronto un custodio abrió una puerta que daba al patio, y por ahí
salí.
Pero el daño estaba hecho, me puse muy mal, el problema fue tan grande
que el humo invadió todo el penal y hasta los juzgados se desalojaron. Vino a
verme el doctor Tornero (no era médico), el responsable del Órgano responsable de
las prisiones federales, muy preocupado por lo que pudiera pasarme y por las
consecuencias hacia el exterior.
Me pusieron una inyección de dexametasona (cortisona) y eso fue todo,
no hubo ningún tratamiento médico. Pasé varios meses con problemas
respiratorios y escupiendo negro, pues como dijo posteriormente un médico, se
me quemó la pleura que es la membrana que cubre los pulmones. Esta es una de
las razones de mi grave problema pulmonar hasta la fecha.
¿Y quién tuvo la culpa? Ni modo que se la echara al Doctor Tornero o al
entonces Secretario de Gobernación de quien dependía el doctor. Lo cierto es
que, como en el caso de los migrantes, los culpables fueron los guardias, y por
suerte el interno Donat convenció a uno de ellos que le prestara la llave para
abrirme, pues de otro modo estaría muerto.
Finalmente, no hay razón para que este lamentable
suceso sea utilizado con fines políticos.Gracias, les mando un abrazo afectuoso.
Mario Ernesto Villanueva Madrid.