Carlos Joaquín le hizo un enorme hueco al barco del otrora
omnipotente PRI y, con su triunfo en Quintana Roo, puso un ejemplo de lo que se
podría esperar en dos años más, en la elección presidencial, si el presidente
Peña Nieto y su equipo no se ponen las pilas, pues andan demasiado devaluados,
con la imagen presidencial que está hoy por los suelos.
La elección en Quintana Roo es un claro ejemplo para la elección
federal que se dará para definir quien deberá sustituir a Peña Nieto en la
Presidencia de la República, que si sigue como va, podría ser alguien de un
partido de oposición. Carlos Joaquín
ganó la elección en Quintana Roo, por dos razones:
a) Por un gobierno priista sumamente devaluado.
Debido entre otras cosas a la corrupción, además de la inseguridad,
la enorme deuda pública, la falta de atención a la ciudadanía y sus problemas,
y los excesos en la conducta del gobernador.
b) El candidato.
La persona de Carlos Joaquín generó confianza en los
electores quintanarroenses que lo vieron como una esperanza real de un cambio,
de un gobierno honesto. Un candidato que
crea confianza y simpatía en los ciudadanos es fundamental en una elección, y
Carlos Joaquín logro eso obteniendo votos no únicamente de la oposición al PRI,
sino también de un gran porcentaje de militantes de este partido.
Y digo el candidato, refiriéndome a nuestro próximo
gobernador, porque no hay que olvidar que había otros candidatos de oposición,
que no lograron ganar la confianza ciudadana. Por ejemplo, José Luis Pech, el
candidato de Morena, es una persona con alto nivel académico, bien preparado,
pero no logro la necesaria respuesta del electorado.
Por otra parte, El PRI-Gobierno le estaba apostando a que,
al haber varios candidatos de oposición, se iba a dividir entre ellos el voto
anti-PRI-gobierno, y eso haría ganar a Mauricio Góngora, candidato del PRI. Sin
embargo la situación no fue así, Carlos Joaquín arrasó con los votos en contra
del PRI y del gobierno, y con gran parte de los votos priistas. Por esto es
posible afirmar que la persona, el candidato Carlos Joaquín, hizo efectiva la elección
en su favor.
La situación nacional a la vista.
A nivel nacional, hay algunas similitudes sobre lo que ocurrió
en Quintana Roo, en cuanto al gobierno y su efecto negativo sobre el PRI, pues
el gobierno del presidente Peña Nieto está actualmente devaluado, marcado por
la corrupción y la inseguridad.
A Peña Nieto le está pesando la adquisición de la llamada
"Casa Blanca" por poco más de siete millones de dólares, que desde el
principio los medios de comunicación la manejaron como un obsequio de un
empresario favorecido con concesiones gubernamentales y, cuando esa opinión se
quiso componer ante la sociedad mexicana, el remedio resulto peor que la
enfermedad, pues no se dio crédito a la explicación que dio la esposa del
presidente de que ella había comprado la casa con lo que gano como actriz de
telenovelas en Televisa. Hasta se hizo pública la broma de que muchos artistas
de Hollywood estaban haciendo maletas para irse a México a trabajar con
Televisa, pues les iban a pagar mejor que en Hollywood.
Para remachar la mala imagen del presidente, han pasado
cuatro años de gobierno y la inseguridad sigue afectando a la ciudadanía, con
el crimen organizado haciendo de las suyas en todo el territorio nacional. Es
ejemplo el espinoso asunto de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, que sigue sin
resolverse y, para quienes hemos estado en los altos niveles de la política y
el gobierno, nos resulta difícil de creer que a ese nivel los responsables
federales de la procuración de justicia y de la seguridad pública no sepan la
verdad, quedando en el aire la pregunta: ¿Por qué ocultarla?
Lo cierto es que esos problemas han repercutido en una mala
imagen del presidente Peña Nieto tanto a nivel nacional como internacional.
Recientemente se publicó en los Estados Unidos que el nivel de desaprobación de
los mexicanos al gobierno de Peña Nieto es superior al 70 %, lo que sin duda
influye en la credibilidad del PRI.
Sin embargo, Peña Nieto está buscando recuperar imagen
creando el Sistema Nacional Anticorrupción y permitiendo que por primera vez
pueda ser posible que tres gobernadores, Roberto Borge de Quintana Roo, y los
dos de apellido Duarte, de Veracruz y de Chihuahua, puedan ser acusados,
detenidos y enjuiciados por corrupción, ... pero Peña Nieto ha ido más allá con
la declaración del nuevo presidente del PRI nacional, Enrique Ochoa Reza, de
que posiblemente sean expulsados del PRI esos tres gobernadores.
Cuando menos eso es un buen comienzo para que Peña Nieto
rescate imagen en bien de su Gobierno, de su persona y, en consecuencia, del
PRI hacia la elección presidencial.
Es importante el esfuerzo del presidente por cambiar la
imagen de él y del gobierno, porque duele ver las muestras que en el extranjero
se dan como rechazo y, hasta como burla al presidente de México. Digo burla,
porque así se puede calificar la forma en que en una novela sobre narcotráfico,
"El Señor de los Cielos", de moda en los Estados Unidos, se maneja la
imagen del gobierno mexicano con niveles extremos de corrupción, poniendo al
presidente en tratos ilícitos con el mayor capo del narcotráfico, teniendo como
amante a la hija de este, y como socios en negocios sucios a quienes simulan
ser la maestra Elba Esther Gordillo y Raúl Salinas, con otros nombres desde
luego, pero con actores que los semejan físicamente y con acciones que los
identifican.
¿Los posibles candidatos de Peña Nieto?
El presidente está promoviendo gente nueva y a la vista están
sus dos dedos chiquitos, los Secretarios de Gobernación y de Hacienda, Miguel Ángel
Osorio Chong y Luis Videgaray Caso, apareciendo este último como el que va adelante,
pues el nuevo presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, es persona de su
confianza.
Pero no deja de haber problemas, la llegada de Enrique Ochoa
a la presidencia del PRI estuvo manchada por la impugnación de grupos políticos
priistas que lo acusaron de no ser militante. Esto muestra que no tenía la
suficiente carrera priista, (aunque los opositores en su partido dicen que
ninguna) para ser el dirigente y, que por primera ocasión un presidente de la
Republica, de origen priista, pareció no tener control total del PRI.
Desde luego que es especulativa la referencia a esas
personas como posibles candidatos, pero lo que está muy claro es que el
presidente Peña Nieto está preparando las baterías con rumbo a su sucesión y
nos quedan las siguientes preguntas.
- ¿Logrará repuntar su imagen y la del PRI?
El candidato que decida en su momento, ¿tendrá los tamaños
para atraer la confianza ciudadana, como los ha tenido Carlos Joaquín en
Quintana Roo?
- ¿Tendrán los partidos de oposición el candidato idóneo para derrotar al PRI, y cambiarle las siglas por RIP?
Que nos quede de tarea reflexionar sobre ello y, nos vemos
en la próxima.
Va mi abrazo afectuoso con mi agradecimiento infinito por
sus buenos deseos.
Mario Villanueva Madrid.
Agosto 8 de 2016.
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